Cambio Climático































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  1. James Lovelock: El retorno de Gaia.

    James Lovelock es un conocido científico inglés que ideó la famosa Teoría de Gaia, según la cual nuestro planeta es un sistema total que es capaz de autorregularse. Su teoría fue muy polémica y ridiculizada por los científicos durante años. Hasta que, en los años 90, fue mundialmente aceptada. Lovelock, además, inventó el Detector de Captura de Electrones, con el revolucionó el mundo. Gracias a él, los ecologistas pudieron descubrir residuos de pesticidas en el planeta. Y, él mismo, advirtió la existencia de los CFCs en el océano. También inventó la pieza que aterrizó en Marte, y a raíz de dicha proeza, surgió la Teoría de Gaia, como respuesta a la cuestión que surgió por aquel entonces de qué es lo que mantiene la estabilidad en el planeta Tierra. La respuesta de Lovelock, fue la vida.
    Hoy, Lovelock ha vuelto con una teoría mucho más catastrófica: asegura que estamos expuestos a una inevitable catástrofe natural, y además, casi inmediata. Habla de que, para el año 2050, tendrá lugar el deshielo de los polos y los glaciares, que provocará inundaciones masivas, enormes evacuaciones y finalmente, sangrientas guerras. Prevé que la población humana se verá drásticamente reducida, pero asegura que habrá supervivientes, que tendrán que empezar de nuevo.
    Lovelock, en su visión más catastrófica, afirma que no podemos rectificar, declarando que ya no sirve de nada intentar evitar el desastre. Sin embargo, pone su esperanza en la energía nuclear como la única razonable para conservar nuestra civilización, una vez tenga lugar la catástrofe.

    Personalmente, coincido con la Teoría de Gaia, que supone que la Tierra es un todo que se autorregula. Coincido también con la mayoría de las predicciones que lanza en su nuevo libro. El deshielo de polos y glaciares, el cambio climático, las inundaciones masivas, etc, son ya un hecho. Cuándo tendrán lugar no es posible saberlo. Tal vez Lovelock esté en lo cierto, o tal vez difiera de la realidad. Quizás la humanidad, para entonces, se encuentre preparada para afrontar una gran catástrofe natural, o quizás siga tan inconsciente e imprudente. Lo cierto es que, si seguimos así, no tendremos más remedio que enfrentarnos a nuestra autodestrucción. Es posible que la catástrofe sea inminente a estas alturas, pero nunca podremos saberlo si no actuamos enseguida. Sería una lástima que aún pudiéramos rectificar, y no lo hiciéramos.
    Por otro lado, es bastante impactante el tema de las guerras por el territorio. Si en algún momento las catástrofes naturales tienen lugar, deseo creer que la humanidad dejará ver su lado más solidario. Sin embargo, si analizamos la condición humana y partimos del hecho de que el número de humanos en la Tierra es prácticamente insostenible, es muy probable que seamos nosotros mismos los que nos encarguemos de reducir dicho número. La Tierra nos dará un ultimátum: o es ella quien acaba con nuestra plaga, o somos nosotros mismos.

    Comparto plenamente la idea de que estamos perdiendo el respeto hacia la Tierra; un respeto que merece por ser, en términos metafóricos, nuestra gran madre. Si estamos aquí es gracias a ella, y además, dependemos totalmente de su estado.

    En definitiva, no podría decir a ciencia cierta si la catástrofe de la que habla Lovelock ocurrirá realmente. Al fin y al cabo, yo no soy la experta. Pero sí puedo decir, desde mi humilde opinión, mis escasos conocimientos y mi amor hacia la naturaleza, que nuestros actos sobre el planeta no quedarán impunes. Ojalá la respuesta de la Tierra pudiera ser de una forma menos sanguinaria que la que propone Lovelock, pero seamos realistas; somos la plaga que azota con violencia al planeta Tierra.

    Antes de finalizar, me gustaría tratar la opinión de la energía nuclear como recurso más adecuado para la humanidad. Es posible que sea una energía muy limpia y segura, pero no debemos dejar de fomentar energías alternativas, que aunque pueden ser caras e irregulares, son las más limpias. Al fin y al cabo, son las que la Tierra nos proporciona.

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