Capítulo IV: Réquiem


Era el difunto más guapo que había visto. Sin duda, una gran pena que llueva en este día tan glorioso. Hoy, hemos triunfado.
El silencio reinaba y sólo era interrumpido por las constantes lágrimas caídas del cielo acompañado del constante movimiento de la cola del gato que se encontraba en la entrada y que marcaba el compás. Recordaba sus manos junto a mis caderas, su risa en mi oído y sin embargo nunca pude escuchar un mísero te quiero.
Cuando la inocencia arde en llamas, el destino llama a tu puerta, sólo soy una humilde servidora sin camino pero sí con objetivo. Estoy preparada para superar todos los obstáculos.
El sonido de la bala al atravesarte se ha grabado en mis oídos, los gritos que mataban y los pecadores que caían. Y el número sigue aumentando.
Las hojas crujían bajo mis pies que corrían, mis pulmones se sentían vacíos de vida y mi corazón lleno de venganza. 
- ¿Qué se sabe del asesinato?
- No han encontrado nada ahí dentro, el asesino no ha dejado ninguna huella y parece que no hubiese otra persona excepto la víctima. Dudo que sea un suicidio señor porque… – el oficial no dejaba de morderse el labio en cada larga pausa y esto a Marco le sacaba de sus casillas.
- ¿Por qué se puede saber? – interrumpió Marco.
- No sabría como explicarlo exactamente… será mejor que lo vea usted.
Marco le siguió a través del pasillo, sorteando las diferentes cajas acumuladas y el polvo le impedía poder ver a más de medio metro. Casi tropieza cuando el policía se paró de repente en el pasillo y fue motivo de su enojo.
- ¿Se puede saber qué te pasa?
- Señor, a partir de ahora utilizaremos la linterna para iluminar la zona del asesinato – sus torpes manos no encontraban el aparato e incluso casi se le cae la pistola.
- Utilizaré la luz del móvil por ahora, cuando lo encuentre me avisa.
Sin esperar una respuesta continuó hasta llegar a la víctima, casi parecía que estuviese dormida, sin embargo algo le inquietaba en la postura que estaba colocada. Sentada ante el televisor encendido como si nada en el mundo le perturbase e incluso no le sorprendería que se diese la vuelta y le dijese “buenos días”.
- Si se fija en el brazo izquierdo encontrará lo que nos perturba… - el policía apareció detrás de Marco sorprendiéndolo y anotó otro de sus muchos defectos.
Respiró hondo y contó casi diez segundos, después le hizo caso y se acercó al cadáver. Iluminó esa zona del cuerpo y la estudió detenidamente, encontró varias cicatrices en la piel que repetían una serie de varios números juntos 19100191.
- ¿Pero qué demonios…?
- Estábamos lanzando varias hipótesis sobre el tema pero ninguna de ellas son lógicas. Sabemos que es capicúa y a partir de ello…
- ¡Déjate de rollos! Quiero comprobar si estos números tienen algo relacionado con su vida como puede ser una contraseña, la cantidad que debía… ¡Oh Dios mío, cómo no he podido caer antes!
Inmediatamente Marco se volvió sin dar ninguna explicación y le dio una bofetada a su compañero.
- Habéis estado perdiendo el tiempo inútilmente mientras que los asesinatos no dejan de acumularse y el asesino sigue suelto. Es muy listo y está jugando con nosotros, hemos empezado la carrera y él va con ventaja. Tenemos que anticiparnos y si no adivinas que es una maldita fecha deberías buscar otro trabajo – las palabras brotaban y no podía parar de blasfemar murmurando.
- ¿Qué se supone que significa esta fecha? – preguntaba mientras se tocaba el cachete donde le había abofeteado. 
- Eso es precisamente lo que tenemos que averiguar, tiene que ser un día sumamente importante. ¿Qué hemos averiguado de la víctima? 
- No hemos averiguado nada de ella pero creemos que ha sido provocada su muerte por una embolia gaseosa. 
- ¿Y eso qué quiere decir exactamente? – su zapato no dejaba de hacer ruido marcando el nivel de paciencia que se desvanecía. 
- Le han inyectado con una jeringa aire en la vena y aunque parezca una tontería estas burbujas de aire son muy peligrosas ya que producen el bloqueo de uno o varios vasos sanguíneos. Ah, casi se me olvida… sabemos que está casada.
- ¿Casada? Interesante…
Buscó en la mano izquierda el anillo pero no lo encontró entonces registró la derecha donde se encontraba. Ya nada le sorprendía en este caso. Lo extrajo cuidadosamente y miró en él con el fin de averiguar al menos las iniciales. Sin embargo encontró algo mucho más jugoso.
- ¿Adivina quién ha encontrado la solución a nuestro acertijo? Por lo visto se casó el 10 de enero de 1991. ¿Sabes qué significa eso, no? – Marco se cruzó de brazos y esperó mirando inquisitivamente al joven.
- ¿Qué tenemos algo nuevo con que trabajar?
- De nuevo te equivocas, esto significa que es una pista más en este rompecabezas y está jugando con nosotros como títeres. Será mejor que me marche… - ni siquiera le importó que fuese la escena del crimen y empezó a fumar en el pasillo.
(Continuará...)

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