El Credo del libro

 Otra actividad para celebrar el día del Libro en nuestro centro: esta vez han sido los alumnos de 3º de eso B los que han trabajado en la asignatura de Religión con la profesora, Rosario Fernández, esta versión del Credo adaptada al libro. La adaptación  es de un profesor de otro centro: Javier Rosales.
 .
 



Las letras que anuncian el 23 dea abril como día del libro las han realizado los alumnos del aula específica con Virginia: Fran, Santi, Pablo, María y Tere. ¿A que están chulas?


Aquí os dejo la primera parte del Credo del Libro:
 
Creo en muchos Libros,
Padres Todopoderosos,
Creadores de los sueños y las utopías,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un Solo Señor, la Lectura,
Hijo único de la Cultura,
nacido del Libro antes de todos los siglos:
Libro de personas libres, Luz de Luz,
conocimiento verdadero o falso,
engendrado, y creado,
de la misma naturaleza de la Sabiduría,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros los hombres, se levantó del suelo,
y por obra de la imprenta
se encarnó de papel y tinta, y se hizo libre;
y por nuestra causa fue quemado
en tiempos de la Inquisición,
padeció y fue censurado,
y resucitó sin derechos de autor,
y subió a las escuelas, y está expuesto en ferias y tenderetes...








visita al cristo de Sao Paulo, narración


Aquí os dejo un relato escrito por cuatro alumnos y alumnas con motivo del Día del Libro. Espero que os guste, ellas han disfrutado mucho con su creación. Eva Gutiérrez




VISITA AL CRISTO DE SAO PAULO

  


 Una mañana estábamos Tatiana, Gema y Jorge en la hora del recreo hablando en el patio. De repente, se nos ocurrió la idea de ir a Brasil para visitar el Cristo de Sao Paulo porque el profesor de Sociales nos había mandado hacer un trabajo. Pero teníamos un problema: no teníamos dinero para pagar el viaje. A Gema se le ocurrió:

-        ¿Hacemos una rifa?
-        ¡Vale, de acuerdo!

Dijo Tatiana:

-        Podemos rifar un jamón y un ordenador.

     Entonces hicimos la rifa y ganamos el dinero suficiente para hacer el viaje.

Tatiana dijo:

-Mañana iremos a comprar los billetes

   Por fin llegó el gran día. Nos subimos al avión y el piloto anunció que nos abrocháramos los cinturones porque íbamos a despegar.
Tras diez horas  de viaje agotadoras llegamos al aeropuerto de Sao Paulo. Nos bajamos del avión y viendo que nuestras maletas no salían fuimos a poner una reclamación. Nos fuimos al hotel y nos echamos una siesta. Cuando nos despertamos, nos reunimos y decidimos qué hacer. Estábamos muy preocupados y entonces se le ocurrió a Jorge una solución:


-         Podemos llamar al profesor de Sociales y preguntarle por el trabajo.
-         ¡Y mañana podemos comprarnos algo de ropa!- apuntó Gema.

  Cuando miramos nuestros móviles vimos que no llevabábamos el número del profesor. Entonces decidimos llamar a nuestro compañero José Antonio.

-         ¡Hola, José Antonio!, soy Gema. Hemos perdido nuestras maletas ¿nos puedes enviar los archivos del trabajo de Sociales?
-         Vale, Gema, en diez minutos los tienes- contestó José Antonio.

   Fuimos entonces a un cíber, nos descargamos los datos y los imprimimos. Llamamos a un taxi y nos fuimos al Cristo. Cuando llegamos a la montaña nos recibió un guía turístico que nos fue explicando mientras nosotros íbamos tomando notas.

-         ¡Aleluya, ya hemos terminado el trabajo!- exclamó Tatiana.

Gema dijo:
-         Ya que estamos aquí, ¿por qué no nos hacemos unas fotos?

  Al día siguiente, cogimos el avión y nos volvimos a España.


  Y así fue nuestro viaje a Brasil.

 Autores: Gema Gíaz(3ºD), Tatiana Guillén (3ºD), Jorge Núñez(1ºD) y José Antonio(1ºC)

Madres y padres lectores

Otra actividad relacionada con el día del Libro: Dos madres, Mª José y Carmen -madres de Manuel Suárez y Jesús Jiménez, ambos de 1º de eso B- y Rafael -padre de Manuela de 2º de eso C- nos visitaron la semana pasada para hablar a la clase de sus respectivos hijos del libro que se habían leído. Los libros que eligieron fueron:
El tiempo entre costuras, de María Dueñas
Campos de fresas, de Jordi Sierra i Fabra. Aquí tenéis el trailer del libro (book- trailer)

El día de los trífidos, de John Wyndham, un clásico de los años cincuenta sobre ciencia-ficción

En 2009 se estrenó una película The Day of the Triffids dirigida por Nick Copus, esta es la cartelera:

 La experiencia resultó bastante agradable, los alumnos se portaron muy bien y entablaron un diálogo con los padres sobre cuáles eran sus hábitos de lecturas, sus libros favoritos, etc.
Esperamos que la próxima vez se animen más padres y madres a compartir esta experiencia lectora con sus hijos y otros compañeros.
Desde aquí felicitamos a Mª José, Carmen y Rafael por ser los pioneros. ¡ANIMAD a los demás padres y madres!

Los cien beneficios de la lectura

Hoy, día internacional del libro, queremos compartir con vosotros un listado hecho por un profesor de México, Carlos Alberto Sánchez Velasco, acerca de los beneficios que supone leer.

LOS 100 BENEFICIOS DE LA LECTURA

1. La soberbia se alivia leyendo un gran libro.
2. La tristeza revela su inagotable riqueza a la luz de la lectura de un gran libro.
3. La lectura mejora la visión de las cosas y permite ver lo que antes nunca se había visto.
4. La lectura brinda experiencias en mente propia.
5. La lectura es dinamita pura para la imaginación.
6. La lectura nos permite estar siempre acompañados, aunque también respeta nuestra soledad.
7. La lectura nos dota de las palabras para expresar nuestros sentimientos, emociones, creencias.
8. La lectura nos acerca cada vez más a la autocomprensión.
9. La lectura es constructora de sociedades y de sueños.
10. La lectura es algo que podemos hacer en todas partes.
11. La lectura enseña que el mundo entero puede ser como un libro.
12. En 20 ó 30 años, la frase anterior deberá decir: La lectura enseña que el mundo entero puede ser como una computadora.
13. La lectura brinda beneficios económicos: entender las cláusulas de los contratos ahorra dolores de cabeza y juicios.
14. La lectura nos transporta gratuitamente a través de todo el espacio y todo el tiempo.
15. La lectura nos da una voz.
16. La lectura es lo más cercano a la telepatía y a la "mediumnidad".
17. La lectura nos da el placer de ver cómo nuestra mente crea universos.
18. La lectura sirve también como un espejo.
19. La lectura es como una hermosa melodía sin instrumentos, o cuyo único instrumento es la palabra.
20. La lectura puede ser, para un niño, un juego perfecto.
21. La lectura es mejor —pero mucho, mucho mejor— que el cine y la televisión.
22. Cuando leo, lee el universo.
23. A veces, cuando leo, descubro lo que pienso.
24. La lectura evita infracciones de tránsito.
25. Los malos gobiernos temen a los buenos lectores.
26. Los tiranos no soportan a los lectores que se empeñan.
27. Los olvidadizos tienen en la escritura y la lectura su mejor herramienta.
28. La lectura eleva el alma.
29. La lectura rejuvenece a la vez que nos hace sabios.
30. Se puede leer cómo es morirse, sin haber muerto o morir al hacerlo.
31. Leer es dejar que el amor suceda.
32. Leer es viajar sin pagar nada.
33. Leer nos guía a través del mundo.
34. Leer las palabras de un padre, o de una madre, escritas hace tiempo, los vuelve vivos.
35. Leer el escrito de un niño, obliga a redescubrirlo todo.
36. Leer es una escuela, un templo, un hospital: me educo, me elevo, me repongo.
37. Leer es una riqueza que se lleva a todas partes sin ostentar.
38. Leer cultiva la humildad.
39. Leer nos conduce a paradojas y se hace imposible aburrirse.
40. Leer acaba por volverse una actividad de tiempo completo.
41. Leer en sueños: ojalá se pudiera recobrar todo lo así leído.
42. Leer en una biblioteca, es como un safari en la selva pero sin víctimas.
43. Leer enriquece los sueños.
44. Leer cambia vidas.
45. Leer salva.
46. Leer es un examen.
47. Leer nos permite ver la inmensidad de nuestra ignorancia.
48. Leer brinda un gozo que, cultivado, puede durar toda nuestra vida.
49. Leer —esto lo escribió otro— es hablar con los muertos por los ojos.
50. Leer evita enfermedades, intoxicaciones y envenenamientos.
51. Leer evita costosas reparaciones y composturas.
52. Leer es algo sumamente productivo.
53. Leer es siempre perfecto.
54. Leer da temas de conversación.
55. Leer, a veces, espanta.
56. Cuando leer algo nos horroriza, somos afortunados.
57. Leer la prensa es toda una escuela: se descubre la mentira y el engaño pero entre líneas siempre está la realidad.
58. Leer las palabras ayuda a leer los síntomas, los rasgos, el clima, los rostros, las estrellas.
59. Leer poesía es reinar en uno mismo, o en otro.
60. Leer frenéticamente y en vehículos en movimiento, puede ocasionar mareos (éste no es un beneficio).
61. Releer es un placer supremo.
62. Leer es el máximo placer casto.
63. Leer a otros es encarnar las palabras.
64. Leer tiene mucho de ser llevado, pero sin tiranías, por mundos desconocidos y hay un arte en ese viaje.
65. Leer es descubrir.
66. Leer es explorar.
67. Leer nos exige lo mejor de nosotros mismos.
68. Leer es escuchar.
69. Leer enriquece insospechadamente.
70. Leer es una herencia magnífica.
71. Leer buenos libros es un arte que cultivan pocos.
72. Ejercer el derecho de leer es el principio de la sabiduría.
73. Un gobierno que no alienta lectores, alienta fracasos.
74. Un gobierno que no alienta lectores, no tiene esperanza.
75. Leer es la savia de la democracia.
76. Leer es un lujo que todos debemos darnos.
77. Leer debe reducir la pobreza, la marginación, la exclusión y la injusticia.
78. Leer abre innumerables puertas e ilumina incontables caminos.
79. Leer nos da alas, aletas, agallas y vista de rayos X.
80. Leer nunca es tiempo perdido.
81. Leer nos hace amigos y nos da amigos.
82. Leer educa la mente, la memoria y la imaginación.
83. Leer obliga a escribir.
84. Leer obliga a aprender a escuchar.
85. Leer nos hace pensar severamente en los otros.
86. Leer humaniza.
87. Leer libera.
88. Leer alimenta la autoreflexión.
89. Leer eleva la autoestima.
90. Leer nos abre el mundo.
91. Leer nos da un sentido de anticipación.
92. Leer manuales nos impide ser engorrosos.
93. Leer es siempre una lección de humildad y humanidad.
94. Leer ilumina.
95. Leer es arriesgarse, exponerse, aventurarse.
96. Leer es correr el riesgo de cambiarlo todo.
97. Leer es una de las formas más nobles del amor.
98. Leer es recibir mucho a cambio de casi nada.
99. Leer es un excelente negocio.
100. Leer transforma el mundo.
(Autor: Carlos A. Sánchez Velasco)

Capítulo V: ¿Quién se acuerda de ti, Draco?


Draco, quien siempre se había tomado por un romántico, alejado de todo concepto mercantilista, se sorprendió analizando en un rincón del zulo que habitaba, los motivos por los que había accedido a ayudar.
No lo hacía por simpatía a su hermano, ni mucho menos por ser útil para aquella sociedad que le rechazaba, que le miraba por encima del hombro y le vigilaba en los supermercados por si se le ocurría huir sin pagar un roñoso brick de zumo para combatir las llagas que le salían en la boca.
Suficiente como para poder alejarse de aquello lo que quisiera. Empezaba a gustarle la idea de no depender de la heroína ni un segundo más. Había reducido su consumo en el último año, pero a veces, el cuerpo lo pedía y el cerebro no hacía nada por detenerle.
Lo vio en una película: quizás consiguiera ser uno de esos que un día va caminando por la calle y descubre a un pobre diablo que aún no ha abandonado las drogas. Un individuo renovado y más libre.
Salió del zulo dando un portazo. Había abandonado el viejo edificio de oficinas después del encontronazo del que le salvó Rodrigo, y se estableció cerca de allí, en un viejo local, cerrado mucho tiempo atrás. Le dolía la cabeza, quizás por sentir, por primera vez en años, que no estaba en su lugar.
Poco más recordaba, antes de perder el conocimiento. Allá donde se encontraba, estaba muy oscuro. Olía a humedad y heces, por lo que dedujo que cerca había una alcantarilla. En efecto, cuando sus ojos se habituaron a la escasa luz, que provenía de una trampilla en el techo, localizó una cañería que bajaba del techo y se introducía por una pared.
Poco más había en aquel sótano, aparte de una estantería vacía e hinchada hasta el absurdo por la humedad y una radio que alguien había estrellado contra la pared. Sus restos se encontraban esparcidos en un radio de dos metros.
Se arrastró, a gatas, hasta un rincón. Le dolía ahora más la cabeza. Quienquiera que le hubiese encerrado allí, no conocía el cloroformo. Le había asestado un garrotazo en la nuca. Tenía suerte de contarlo.
Se palpó la zona del golpe, y comprobó que el chichón le sangraba, y que tenía un buen tamaño. Se le vino a la mente un querubín sangrante, y la imagen debió de hacerle bastante gracia, ya que lanzó varias carcajadas guturales. Alguien arriba pataleó el suelo con desaprobación, pero Draco siguió riéndose hasta que quiso.
-¿Y ahora qué? ¿Quién se acuerda de ti, Draco?-se preguntó.
Trató de reconstruir sus últimas vivencias. Ya que estaba de nuevo en líos gracias a las movidas de su hermano, al menos que tuviera un motivo para darle varias collejas.
Abandonado el zulo, fue hasta la casa de Iñaki. Iñaki, otro vagabundo, víctima de la crisis, vivía en el barrio, y era el único que tenía un vehículo. Draco quería que Iñaki le prestara su vieja furgoneta, pero Iñaki debía de haberse ido a buscar chatarra.
Resignado a andar un poco más, llegó hasta la carretera y esperó el autobús. Por suerte contaba con unas monedas de su escaso capital. Unos años antes hubiera robado con tal de conseguir dinero, pero desde que salió de la cárcel se instauró en su mente el “vive y deja vivir”.
El autobús le dejó en el centro. El dolor de cabeza, lejos de remitir, aumentaba por momentos. A paso rápido llegó a una calle de tiendas y se puso a buscar con la mirada.
Pensó que aún tendría que andar más, y se puso en marcha murmurando y maldiciendo.
El Viejo Leroy estaba tirado ante un escaparate de Zara.
-Unos tanto y otros tan poco.
Como de costumbre, el Viejo Leroy vestía una vieja chaqueta vaquera y unos raídos pantalones que dejaban al descubierto la pierna más de lo deseado. Dormitaba con tal quietud que provocaba escalofríos ante la posibilidad de ser ya fiambre. Su vieja gorra, de publicidad de una media maratón, tenía una colección de monedas de dos y cinco céntimos, reinadas por la pareja de uno y dos euros.
No tenía un cartón como letrero porque no había encontrado quien le prestase un rotulador.
-Leroy. ¡Eh!, Viejo Leroy.
El Viejo se despertó y miró sin sorpresa a Draco. Abrió la boca, cubiertos los labios de una espesa barba blanca, y bostezó.
-¿Qué tal, chaval? ¿Y la novia?
-No hace falta que te rías de mí, Casanova.
-Seguro que no sabes quién es el tal Casanova.
-Pues no-se encogió de hombros.
-Ay, pobres gentes. Si siquiera tuviera algún libro para leer lo que otros no leen…
-No te pongas pesado, Viejo. Aquí tengo tu estúpido libro, pero antes dime lo que quiero oír. Y además, sí que leo, cuando tengo tiempo.
Draco dejó asomar por la chaqueta el lomo de un ejemplar de El Jugador.
-Callejón Salsipuedes, un almacén abandonado con un cartel en chino. Eso sí, quienes rondan por allí son más de aquí que los chulapos.
-Gracias, Leroy-dijo entregándole el libro.
El Viejo atrapó el tomo de pasta gastada, y se apresuró a metérselo en la chaqueta, como un niño esconde su mejor juguete ante el matón de turno.
Draco se encaminó hacia el callejón guiándose por la memoria. Apenas recordaba el lugar por su proximidad con un garito de droga.
El almacén, como dijo el Viejo, tenía un letrero escrito en chino, y fue el de un bazar cuyos dueños cerraron para montarlo en otro lado, beneficiándose de varias subvenciones. Los muros eran de ladrillo descubierto, de un desagradable tono amarillo.
La puerta estaba cerrada, y junto a ella, se encontraba el Ford Sierra.
“¡Bingo!” proclamó en su cabeza.
Con cautela, se acercó al lugar. El callejón estaba desierto, a excepción de un gato que montaba guardia sobre un cubo de basura.
El coche estaba vacío y en el almacén no se oía nada.
Para Draco se hizo patente el ambiente patético que se respiraba allí. Parecía que el almacén no resistiría la próxima llovizna sin que se cayese su techo de uralita. Llegó a preguntarse si el Viejo Leroy le habría engañado, pero al momento desechó la idea.
La puerta estaba cerrada con firmeza. Buscó algo alrededor para abrir la puerta.
La única basura que había por allí era cartón y botellas, nada que pudiera ayudar. Pensó en robar el Sierra y embestir la puerta, pero pronto se retractó: eso a Marco no le haría ninguna gracia.
Por suerte, el coche estaba ante un hueco donde había colocado un extractor de humos industrial, a unos dos metros y medio del suelo. Eso le bastaría.
Comprobó una vez más que no había nadie en el callejón y afinó el oído por si oía algo. Nada.
Tomó carrerilla y corrió hacia el coche. En dos saltos subió al techo. El corazón le golpeaba en el pecho y en las sienes. Empezó a sudar. Si en ese momento le pillaran in fraganti no podría alegar nada en su defensa.
Tuvo que doblarse bastante para alcanzar la pared, en un ángulo no muy apropiado. Se agarró al extractor, y a través de las palas forzó la vista.
El interior estaba muy oscuro. Apenas una luz que se filtraba por un trozo de uralita roto dejaba ver una estantería metálica.
Y entonces fue el golpe, inesperado y contundente, que le hizo perder el conocimiento. En esos últimos segundos de tránsito entre la lucidez al desmayo, sintió que caía hacia adelante, antes de que una mano desconocida le cogiese por el cuello de la chaqueta…

Libros antiguos

Ya se han terminado los libros del "Taller del Libro antiguo", están fabricados a partir de guías telefónicas y envejecidos artesanalmente. Nuestra compañera Pilar Fernández ha sido la que nos dio la idea y nos trajo un libro de muestra que ella había trabajado en otro centro con sus alumnos y pensamos que podíamos llevarla a cabo con los nuestros. Los alumnos de 1º eso B son los autores de estos trabajos, aunque otros muchos chavales se han quedado con las ganas de participar, pero ¡no os preocupéis!, el curso que viene se volverá a repetir en vista del éxito y de los resultados.

Os voy a dejar unas fotos de algunos de ellos, pero al natural están mucho más bonitos. Los hemos expuesto en uno de los expositores (tablones con puertas de cristal) que están en el edificio de oficinas, donde antes estaban los marcapáginas, y los que no cabían (son alrededor de veinte libros) están en el expositor junto a la biblioteca. ESPERO QUE OS ACERQUÉIS A VERLOS, MERECE LA PENA.

Relacionados con Egipto:

Ana Mª Doña
Lourdes Martínez

Temas de flores de Celestino Mutis:
Paloma García

Libros medievales que imitan códices:
Ana Díaz
Laura Alapont y Rosa García

Una miniatura hecha a partir de un diccionario de bolsillo:
Miguel Fuentes

Y, por último, otro de escritura árabe:
María Ruiz